Ya a los 16 años, Giuseppe Vianini era operario de la fábrica Alfa Romeo, donde posteriormente formo parte del Reparto Corse y a los 24 años ya era Director de la filial Milán.
Pero claro, la Segunda Guerra Mundial dejo truncados sus proyectos así como los sueños de toda la humanidad, y con una Europa herida, en 1949 emigró a la República Argentina, tierra promisoria por aquel entonces.
Aquí, inmediatamente llego a ser proveedor de la naciente IKA, pero al caer el gobierno de Perón, sus bienes fueron embargados. Emprendedor como pocos, no dejo doblegarse y al poco tiempo ya era representante de las motos Aermacchi, Guzzi, Benelli y Lambretta.
Apareció en el automovilismo grande con o sponsor del Ford de un grande del deporte automotor: Rodolfo de Alzaga.
Pero para 1960, su objetivo tomaría otra dimensión al adquirir diez Alfa Romeo Giulietta TI para correr el Gran Premio Internacional Standard.Pilotos de la talla de Juan Manuel Bordea, Oscar Cabalen, Rodolfo “Rolo” De Alzaga, Gastón Perkins, entre otros destacados volantes. Mercedes Benz llego a Argentina con cuatro autos, confiados a Hans Hermann, Walter Schock, Eberhard Malhe y Carlos Menditeguy.
Hans Hermann era el puntero, pero las órdenes eran de que Schock debía ganar. Al detenerse Schock por inconvenientes en la bomba de nafta, Hermann también se detuvo para respetar las órdenes de equipo, ya que la ventaja de los dos primeros por sobre Cabalen era de más de dos horas. Luego de una actuación descollante, Cabalen y Jorge Cupeiro llegaron en una misma línea y detrás de los poderosos Mercedes Benz de Schock y Hermann.
Las descollantes actuaciones no hicieron más que incentivar a Vianini a participar nuevamente el Gran Premio del año siguiente, 1962.
Vianini trajo para esta ocasión cuatro Giulia TI y un ejemplar del flamante 2600 Sprint Bertone.
En este último se sentarían Oscar Cabalen y Juan Carlos Navone, quienes luciendo aun la patente de Milán MI687788, pero no llegaron siquiera a Pergamino.
A pesar de ello, la 2600 Sprint se convirtió en un suceso entre el público, amante de las maquinas italianas, posiblemente por la gran tradición de inmigración de la península itálica a nuestras tierras.