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El Alfa va tomando forma...

Ese mismo día, Julio me prestó el muestrario de tapizados para comenzar a trabajar en forma paralela en el interior. Sierra a su vez, ya había conseguido las especificaciones del tapizado que utilizo el Alfa en su contextura original, como así también el tapizado del techo y los laterales internos de puerta.

De común acuerdo, decidimos que la madera del tablero no fuera reemplazada y que solo se le diera un “lavado de cara”, como así también al cuero negro que cubre el tablero.

También hubo que llevar a sus formas originales sendos paragolpes delanteros y traseros, los cuales estaban total mente deformados.

Como corolario de mi visita, esa misma semana Petrucci terminaba de armar el block con sus propias manos, el cual había quedado mejor que nuevo.

Otro punto en el cual Petrucci tuvo que trabajar arduamente fue en la caja de dirección. El Alfa se comportaba espectacularmente en lo derecho, pero hacerlo doblar era imposible, ya que la dirección era una piedra. Esos “pases mágicos” del bueno de Julio dieron sus frutos y doblar se convirtió en un autentico placer. Inclusive, Sierra me advirtió que mejoraría aun más al calzarle las 164x400 originales. No se equivoco en su apreciación-como siempre-.

Que sensación de alivio invadía mi espíritu al ver que día a día el 2600 iba tomando forma!!

Petrucci fue muy estricto con la elección del color:”Mire Sergio, fíjese en esas latas de pintura son las originales de Alfa Romeo con el color que quería usted:”Verniciatura Originales Sikkens-Colore: 501 Rosso”Sos un Capo, Julio!!

El tema del ajuste de cierre de puertas, capot y baúl fue algo que no ha sido descuidado: si bien las puertas son pesadas como las del tesoro de un banco, cerraban con una suavidad que los autos fabricados en la actualidad no podrían igualar jamás.

Ya todo el set de piezas cromadas había llegado y el armado se estaba haciendo de acuerdo a lo previsto, sin inconvenientes, hasta que cuando iban a colocarse los burletes, estos se habían resecado completamente y se resquebrajaban ante la mínima manipulación. Se hacía imposible utilizarlos, pero más difícil seria localizar un set de burletes de un auto del cual solo se habían fabricado 6.999 unidades.

Mis llamados a negocios de repuestos de clásicos por todo el mundo pidiendo el juego de burletes para la 2600 no habían tenido el resultado que yo esperaba. Inclusive amigos coleccionistas trataron de darme una mano, pero no había caso, los burletes no aparecían.

Entonces, como en aquella recordada escena de la serie de TV Batman, en la cual, el comisionado mirando al Batifono exclamaba “Hay solo una persona que puede ayudarnos en este terrible momento”, tome mi teléfono y lo llame nuevamente a Horacio Moyano a Montevideo.

A las dos semanas, la respuesta de Horacio fue más gratificante de lo que yo me imaginaba:”Te conseguí el juego en su cajita original”. El último escollo para terminar el ensamblado del Sprint había sido superado.

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